martes, 10 de diciembre de 2019

Versos, canciones y otros trocitos de carne.


He querido empezar por una de mis trilogías favoritas. Está escrita por César Pérez Gellida y consta de tres novelas (por este orden): Memento mori, Dies irae y Consummatum est. En esta trilogía nos adentramos en la trágica relación, de Ramiro Sancho y Augusto/Orestes; todo ello con una banda sonora increíble. (La tenéis en Spotify).
La historia comienza en Valladolid. Una joven aparece asesinada, con los párpados mutilados y un poema en la boca. El inspector Sancho queda al frente del caso, tratando de atrapar sin éxito a un Augusto que acaba de comenzar su obra. Más cadáveres se van acumulando y comienza una vertiginosa cacería que llevará a nuestros protagonistas desde Valladolid a sitios de toda Europa: Trieste, Grindavik, Belgrado, Londres, …. La lectura está marcada por la música de Augusto, sus poemas y un ritmo muy trepidante. Advierto que es muy adictiva. Si coges el libro no podras soltarlo…
Ahora quiero hablaros de los personajes, que son verdaderas obras de arte. Están muy bien construidos y, francamente, envidio mucho el cerebro de César Pérez Gellida. De verdad que son maravillosos.

Desde la primera página de Memento mori abrimos una puerta a la cabeza de Augusto Ledesma. El antagonista indiscutible. Augusto es un sociópata con el que muchos podemos encontrar similitudes. Aparte de su exquisito gusto musical, tiene un noseque que es adictivo, te invita a adentrarte más dentro de su mente y de sus ideas. Ojo, es un asesino en serio tampoco me siento tan identificada con él. Es una persona inteligente, metódica y creativa. Su alter ego Orestes, la parte más fría y calculadora de nuestro antagonista, es también fascinante.

Enfrente tenemos a Ramiro Sancho, un policía de homicidios, destinado en Valladolid. Ramiro es valiente, testarudo y refranero. Nunca he sido mucho de refranes, pero ahora tengo un repertorio totalmente renovado. Un refrán para cada situación. Ramiro me encanta. Es puntual, siempre llega pronto a los sitios. Le encanta comer bien. Desde que leí Memento mori he querido dejarme una enorme barba pelirroja que mesar mientras pienso. Ramiro es un personaje muy duro, la cantidad de cosas que le suceden no tienen nombre.
Entre ellos podemos encontrar a Armando Lopetegui “Carapocha”, el perfilador criminal. Medio ruso, medio español. Un ex-espía. Un personaje de cuidado. Sus formas de hablar, su visión del mundo en el que vive, la culpabilidad que lo reconcome por dentro. Es para mi uno de los personajes más complejos que he leído. Es una enciclopedia andante, un ser pedante, sarcástico y siempre está alerta. Parece que nunca descansa. Sin embargo, tiene su lado emocional que vemos reflejado en la relación con su hija Erica.

Erica Lopetegui. La hija de Armando. No quiero desvelar nada de ella, es mejor descubrirla poco a poco. Es un personaje complicado, muy complicado. Y creo que César ha sabido trabajarlo a la perfección. Erica es muy inteligente. Doctora en Psicología, como su padre. Le da un ritmo fantástico a la lectura.

Y como estos muchos más personajes. La inspectora jefe Galo, Olafur Olafsson, Magda…. Increíble.
Con un nesquick y una tostada con jamón podría tirarme horas hablando de estos libros. Un té o una cerveza también me vale. Esta trilogía es única, ya que, si bien podemos enmarcarla dentro de la novela negra: yo diría que César ha creado su propio género. Sólo una cosa más.
¡Hay que joderse!

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